Columna de Cristián Valenzuela: “El Rey Gabriel I”
Los chilenos no queremos un rey, queremos un Presidente. Luego de seis meses de farra, es hora de que asuma el cargo y gobierne.
Los chilenos no queremos un rey, queremos un Presidente. Luego de seis meses de farra, es hora de que asuma el cargo y gobierne.
Nuestros convencionales constituyentes, lejos de cumplir con el mandato entregado en el plebiscito -redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución-, se han dedicado a destruir de manera consistente todo asomo de legitimidad, confianza y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Payasos, literalmente, que hacen gala de sus disfraces, danzas y dotes artísticos en el hemiciclo.
"Cuesta comprender que alguien que asumirá en pocas semanas más la presidencia del país esté más preocupado de responderle a Taylor Swift que de condenar el brutal asesinato de una niña de seis años en Ovalle, la violenta agresión de dos carabineros en Iquique o el colapso migratorio en Colchane".
Irónicamente, la mejor forma de construir el legado de Sebastián Piñera en los próximos tres meses es uno en que el Presidente ocupe un tercer plano y su gobierno asuma un estratégico silencio, haciendo todo lo posible, mediante buena gestión y aversión al conflicto, para lograr que Boric pierda.
Si bien como padre y profesional valoro las experiencias vitales de los candidatos, me preocupan mucho más los proyectos de país que promueven, la consistencia de sus posiciones políticas y económicas. Creo que ahí debe estar centrada la discusión en cualquier campaña y donde todos debemos esforzarnos por llevar el debate.
"El objetivo no es de corto plazo solamente; el objetivo no es Piñera. El diseño busca desacreditar por completo la institución presidencial".